A veces, vivimos sin pararnos a pensar en aquellas cosas
que, por pequeñas que sean, nos hacen sentir realmente feliz. Son aquellos
pequeños placeres que nos alegran la vida.
Para mí un pequeño placer es ducharme cuando estoy muy
cansada por haber hecho deporte o haber estado estudiando mucho. Otro pequeño
placer, aunque parezca algo más absurdo, es estornudar. Con ambas cosas siento
una gran liberación; por tanto, puedo calificarlas como pequeños placeres que
me producen alegría.
Otro pequeño placer que puedo sentir es proporcionado por el
chocolate, sobre todo por las tabletas de chocolate Milka. Siempre es buen
momento para poder comer un poco de chocolate y éste, es capaz de animarme
cuando estoy triste e incluso hacerme muy feliz.
No obstante, pese a estos pequeños placeres, el gran placer
de mi vida es proporcionado por mi perrita. Es capaz de hacerme sentir feliz
con tan sólo ver como se pone contenta cuando llego a casa, cuando vaya donde
vaya siempre está ahí a mi lado o cuando me quedo dormida acariciándola. Ella
es mi pequeño y gran placer.
En definitiva, mi vida y la de todos nosotros está compuesta
por pequeños placeres, tan sólo hay que fijarse un poco y podrán llegar a
darnos la felicidad.